lunes, 1 de noviembre de 2010

Ayni sopla dos velitas

Cuando en 2008 papá, mamá y mis hermanos me decían que querían regalarme una notebook recuerdo haberlos mirado con cara de "no es un formato para bicicleta" Poco antes había estado en Buenos Aires donde me enteré que existían unas mininotebook pequeñas y livianas.
Aunque no quería que me regalaran nada, todo estaba más o menos resulto. Entonces dije:
-Son muy grandes. Capaz sea mejor una de esas chiquititas, llamadas netbooks.
Al momento ellos y casi ninguno conocía alguna en Córdoba.
Esta chiquita, esta pequeña, hoy cumple dos. Y aunque no la considero mi hija, sí diría que es el parto de una opción: un gran deseo y un minúsculo llamado a estar día a día con los jóvenes en el patio poblado de bits y de ciberandares.
La bauticé Ayni, en voz Quechua, esa promesa de colaboración mutua entre los pueblos. Pienso que a veces la maltrato demasiado, la saturo, la canso. Y siento cómo el ventilador no para de girar tratando de donarse un poquito más, evangelizando el sexto continente.
No sé cuanto le queda, aunque muchas veces se asoma un paro cardíaco. No sé cuanto te queda, querida amiga, pero sé (porque me lo dijo el Amado) que por medio de vos los jóvenes me llenan de ganas de vivir.
¡Feliz cumple! ¡Pedí tus deseos... podés soplar!

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