miércoles, 17 de noviembre de 2010

Dos de llanto, tres de alegría y cuatro de magia

Clara escribió nuevamente, dos cucharas de llanto, tres de alegría y cuatro de un polvo del que no recuerda su nombre pero que sabe que es mágico.
Las del llanto lloran la niña que se v a yendo, aferrada a la institución eclesial porque le dijeron que allí, sólo allí, estaba Dios. Clara lo encontró muchas veces allí, y no reniega de su pasado.
Pero su pasado es visitado hoy por las tres de alegría. Cada cuchara le cuenta que Dios está donde la lucha por el amor al ser humano se hace relato y piel. Seca el llanto esa certeza de un "Dios calle-Belén", atento a curar heridas no desde afuera, desde lejos, sino desde un suelo pisado junto a nosotros, de una tierra andada desde nosootrs.
Y las cuatro que completan receta contagian las "llanto" y las "alegría": la Magia de la vida nos sostiene en la duda, nos sonríe en la alegría y nos anuncia, susurrando, que "el sol siempre saldrá mientras a alguien le queden ganas de amar"

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