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lunes, 5 de noviembre de 2012

Los rincones quebrados

Con la casa no termino más. Hace meses que trabajo cuatro horas por día y siempre queda algo por mejorar y reparar.
Mientras pinto a veces pienso en tener un día una casa propia y miro cada vez con más cariño las casas abandonadas del lugar: la pintaría de estos colores, comenzaría por esa ventana que está tan tristemente olvidada y seguiría por allí, para devolverle la luz interior que le está faltando.
Poco a poco, a ritmo de músicas y pinceladas, lo de afuera contagió a lo de dentro. Los rincones quebrados, dolidos y olvidados, las esquinas con telarañas y el óxido carcomiente de esa gota que cada lluvia mojaba allí, hoy están sólo en la cátedra de historia.
La reciente foto captó cómo barniz y pintura reflejan la flor que en primavera parió.
Brilla lo olvidado y refleja, gozosamente, todo eso que nació.
¿Quién habría imaginado que ese encuentro con lo otro, que ese acercamiento a lo abandonado, sería un encuentro con mi nombre y mis sueños?

lunes, 29 de octubre de 2012

Piezas de museo

Fóbicos a los contratos abusivos  y amantes del trueque como abrazo de comercialización, Nico y Jesi creen que las ciudades deberían convertirse en museos.
De corazón sentipensantes, como diría el gran Eduardo, dejaron a espaldas el hormiguero humano de Buenos Aires, cargaron en sus hombros un par de bártulos y clavaron su estaca en José de la Quintana, que no fue santo, aunque el cartel diga que sí. Cerca de 800 habitantes lo habitan y lo respiran cada amanecer, un 0,00533% de aquel Buenos Aires que Nico y Jesi dejaron atrás.
Mientras renacen, construyen su casa de barro, arman con latas y cables redes libres para que el pueblo pueda acceder a internet.
Lo cuentan más o menos así:
-La conexión va de nuestra casa a la casa del Cholo, que tiene 80 pirulos, de ahí a lo de la maestra de la escuela y de ahí a lo de la flaca. De ahí hasta allí y cruza de pueblo a San Agustín, que sí fue santo, según dicen.
Nacen de nuevo cada día, antes de morir. Nacen, esas piezas únicas, casi de museo, mientras Quintana renace ¡libre!

domingo, 22 de julio de 2012

Terapia de tierra movida

De las terapias de este siglo, andar en bici y remover la tierra me enamoran y sanan. Pero como a los sueños olvidados, había encajonado este acto de fe en palpar la tierra y hacerla desgranarse en mis manos.
Mientras ella va y viene, encontrando lugar, la tierra me recuerda el motín de sueños y los cortasueños en combate. Los cortasueños mantienen la esperanza de gobierno y hablan de migas pasadas, sin recordar siquiera la tesis central de Hansel y Gretel.
Clara, encabezando el motín, dedica tiempo y canto para hacerme soñar:
-Los que te aman no están en las migas sino en el embarazo. Aunque hijos de los días pasados, los sueños se sueñan con quienes te abrazan hacia un nuevo amanecer. El embrión quiere al pozo por el agua que el dio e ignora la miga que por miedo al futuro habría podido dejar.
La tierra movida movida está. El terrón se ha desperdigado y el cantero se alista para quien quiera sembrar.

martes, 17 de julio de 2012

Los sueños paridos

Tras el motín, los acallados sueños se empiezan a soñar y los olvidados esperan resurrección para ser el sueño más soñado. Clara desempolva la cajita de sueños y volviendo a la niñez los zamarrea como a su viejo sonajero. La cajita-sonajero va dando las notas con que los sueños quieren ser soñados. Clara marca el ritmo y lo acompasa a su corazón.
Adentro de la cajita los sueños van y vienen:
Los sueños ansiosos intentan quedarse cerca de la tapa, para ser soñados primeros.
Los sueños remolones no se despegan de la base y, mal que les pese, permanecerán en el olvido.
Tampoco encontrarán oxígeno los sueños aburridos, los sueños prolijos, los sueños que condenan y los sueños que encarcelan.
Los sueños pasionales, en cambio, intentan amarse con otros y reproducirse, para ser soñados cada noche. Los paridos de esos sueños dan la nota, marcan el ritmo y logran que Clara vuelva a cantar y bailar.

martes, 19 de junio de 2012

Cortasueños en combate

Los cortasueños enfilan en combate y lanzan plan de desconfianza. Añá los manda con órdenes expresas y los amenaza de muerte si vuelven con las manos vacías. Los cortasueños llegan a destino y se lanzan a hablar:
-No los sueñes, que te dañan.
-No los abraces, que te empuñan por la espalda.
-No los ames, que te engañan.
-No los cuentes.
-No los cantes.
-No los felicites.
-No los vivas
-No los quieras

Y los sueños en motín se preguntan qué hacen por acá los cortasueños y a qué han venido, si no es a amar. Se organiza el motín y, en acuerdo, resuelven sacar a patadas a todos y cada soldado de Añá.
-Aquí no tienen permiso, señaló el vocero. Aquí no tiene permiso el que no deja amar, el que no deja cantar, el que no deja soñar.

sábado, 16 de junio de 2012

Motín de sueños

Como niños esperando timbre de recreo, los sueños expectantes miran la puerta que los asoma al más allá, a ese futuro que es puro juego y canción. Hace tiempo que los sueños aguardan y escuchan "esperá un porquito", "más adelante" y "olvidate, ya está"
Clara cuenta que días atrás vio un puñado de sueños amotinados, dispuestos a huelga de hambre si es necesario, con tal de ser soñados. Y en motín, enseguida surgieron los roles:
-De acá no nos movemos  -anunció el vocero de los sueños.
-Este día consta en acta -dijo el secretario de los sueños.
-Yo armo el mate y preparo la guitarra -expresó ese sueño que hace mucho que no hablaba.
Otro sueño, que siempre se creyó filósofo, alzó la voz:
-La vida es movimiento. El movimiento va marcando el paso y la manera de pisar.
No faltó el sueño hippie y ciclista:
-Giraré, giraré tanto los pedales, tanto, tanto, que llegaré a volar.
Y ahí van, los amotinados sueños, con mate y cuento, pedal y canto, queriendo ser soñados, bailando hasta madrugar.

domingo, 16 de enero de 2011

Los sueños olvidados

Sueñan los sueños
que el niño soñó
Sobrevivir sueñan
mientras el trajín
los tiene
acurrucados en el rincón
sumidos en el olvido.
Y esas pinceladas
trazadas siendo niño
fueron reemplazadas
por costumbre y aburguesamiento
(hamburguesamiento)
¿Dónde permanecen los sueños
que no alcanzan a ser abrazados?
¿Hasta cuándo nos esperan?

martes, 30 de noviembre de 2010

¿Qué fue del lápiz de la revolución?

Se esparcía sobre nuestro corazón un furioso deseo de luchar por una causa justa que no logro recordar. En colectvo de línea viajábamos los soñadores de la causa porque en colectivo de línea viaja la gente común ¿Viaja la gente común? En el sueño me quedaba pensando también eso, y recordaba cuando una profesora decía “hay chicos que no conocen el centro de la ciudad. Nunca salieron del barrio”
Pero en colectivo viajábamos igual. Íbamos por una causa justa y en el futuro ellos conocerían el centro. Sólo teníamos que ser muchos quienes pensemos revolucionariamente.
En el sueño éramos poquitos pero varios de “esos locos bajitos” que son capaces de multiplicar contagiando.
Llegamos y llegó con nosotros un contenedor con armas y alimento. No me gustó que en el sueño haya habido armas, pero uno no regula lo que sueña. Igual... era una revolución. Sé que no era nuestra intención usar las armas. Estaban ahí por las dudas. Igual... tampoco me gusta que hayan estado por las dudas.
Las provisiones, en cambio, sí. Nos harían falta porque la lucha por cambiar el estado opresor de muchas personas no sería fácil ni corta.
El alojamiento era en casa de mi abuelo. Ahí pusimos el contenedor y comenzamos a planear. Pero la municipalidad no vio por qué tenía que haber un contenedor ahí y mandó la grúa, que lo enganchó y se lo llevó sin saludar ni preguntar.
Yo miraba de lejos y la punta del lápiz con que planeabamos cambiar el estado de las cosas se quebró. Justo comenzó a sonar la canción de Serrano “todo lo que se soñaba se pudrió en los rincones, se llenó de telarañas”
Nos miramos con los locos bajitos sin entender mucho. Nos abrazamos sin saber cómo continuar. Nos lloramos sin saber cómo hacer para no dejar de soñar.
Desperté con ojos tristones. ¡Qué sueño raro!