martes, 13 de noviembre de 2012

Las cajitas, tras la lluvia

Papá era pediatra y cuando niños nos traía cajitas de medicamentos que con plasticola, tijera y fibrones convertíamos, al instante, en edificios de los más variados que puedan imaginar.
Los entusiasmos y un rincón arquitectónico heredado de mamá, nos llevaban a convertir cajitas en grandes rascacielos.
Mientras vuelvo al pueblo donde nacieron sus primeros pasos el pediatra y la arquitecta, los rascacielos de las ciudades se vuelven ajenos.
No sé bien por qué, un día al madrugar, recordé aquel espíritu constructor. Justo había caído una gran tormenta y las cajitas no resisten tanta lluvia sin desplomarse. Al parecer, dijo Clara, no resisto yo tanto edificio sin desarmarme.

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