miércoles, 1 de diciembre de 2010

No muere quien en la memoria guarda

Cuando Meli me trajo de Francia un libro de fotos, varias me enamoraron de la vida pero a la vez me hicieron abrir ojos al sufrimiento. La imagen de esta mujer rwandesa fue de las más impresionantes y hoy es parte de uno de mis cuadros de la oficina. Vieja y cansada estaba ella de la vida y el andar, que la había golpeado de un rincón a otro. De repente se acerca a Reza, el fotógrafo iraní, con este marco lleno de imágenes. Le dice que es "la imagen de su vida, la de los últimos días de su felicidad" Ella era portadora de VIH y se iba apagando. Mientras le cuenta que su marido, contagiado de VIH, iba muriendo sin recordar siquiera a ella, señala que eligió estas imágenes para cuando pierda la memoria. Recordar a esas personas, tan preciosas como lo fueron, la mantendría viva.
No muere quien en la memoria guarda, tercamente, prolijamente, los amores que en el camino se enlazaron. No muere quien muere.

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