miércoles, 1 de septiembre de 2010

Mis dos primeros bautismos

Le ponen nombre a quien nace y hacen que unas pocas letras amontonadas lo acompañen más allá de su último viaje, pasos delante de ese adiós interminable y doloroso.
Ellas, en cambio, no se nombran pero esperan: un abrazo, una mirada, un bautismo de quien las ama. Las cosas esperan, sentaditas, un nombre que quizá ni sepan leer.
Mis dos primeros bautismos fueron Ayni y Anisacate.
Ayni se llama mi pequeña compu con quien paso horas de la vida trabajando, estudiando, compartiendo, visitando y rezando. En voz Quechua Ayni es una promesa de colaboración mutua. Cuando un pueblo sufre una catástrofe o necesita construir, los pueblos vecinos le preparan alimento y los ayudan.
Anisacate, en cambio, mi bici. "Puerta del cielo", quiere decir para los Comechingones, habitantes de las sierras cordobesas. Al cielo me lleva, mi bici, cuando vamos donde vos habitás... y con el cielo comulga, sonríe y besa, cuando a las sierras de los nativos la llevo.

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