lunes, 27 de septiembre de 2010

El cálido abrazo intenta engañar

Aunque las palabras al Amado no puedan ser descriptas, los andares del Amado siguen viniendo a mi entre luces y herencias. Luz que brota de quienes sólo deseos de amar tienen... herencia que crece como hija de un interminable abrazo que florece.
Luces y herencias tan lindas a veces me acurrucan para asegurarme interiormente sin dejarlas ir. Es tan cálido el abrazo del que ya está que engaña el miedo de su ausencia. Pero miedo pronunciado se vuelve el primer paso para no tener frío.
A veces ese miedo desdibuja el deseo de misión y hace mirar atrás para esquivar el paisaje del salto al vacío. Cuando Clara escuchó de ese miedo puso su mano en mi boca y la tapó: "No te asustes si tus pasos toman nuevos caminos. Estés donde estés la Luz hará que nos sigamos viendo. La luz y la luna no tienen chance de desaparecer. Allí nos encontramos"
Y Teresa, la viejita de Calcuta, cruza sus dedos entre los míos y recuerda que Jesús le dijo "¿te negarás a hacer esto por mi?

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