miércoles, 8 de septiembre de 2010

Pide a gritos que la imite

5 de septiembre

Ella, la voz del corazón que sabe de mi más que yo, también se viste porque no hay voz sin cuerpo, como no hay vida sin canto. Hoy estuve viendo la ropa que el que rodea la voz del corazón quisiera comprarle. A su pelo largo y enrulado, a su rostro poco producido y a su flaco y vegetariano cuerpo, el que rodea la voz del corazón le compró unos pantalones anchos de colores pasteles y una camisa con mangas al codo pero anchas. Descalza camina la voz del corazón y cuenta que así está bien, que cuando está descalza el suelo se confunde con el cielo, el cielo con el sol, el sol con el jazmín, el jazmín con el río y el río con el suelo.
Descalzo y con esa ropa andaría el que rodea la voz del corazón. Ella le pide a gritos que la imite... pero a veces él no se siente libre ante las voces que rodean al que rodea la voz del corazón.

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