lunes, 29 de octubre de 2012

Piezas de museo

Fóbicos a los contratos abusivos  y amantes del trueque como abrazo de comercialización, Nico y Jesi creen que las ciudades deberían convertirse en museos.
De corazón sentipensantes, como diría el gran Eduardo, dejaron a espaldas el hormiguero humano de Buenos Aires, cargaron en sus hombros un par de bártulos y clavaron su estaca en José de la Quintana, que no fue santo, aunque el cartel diga que sí. Cerca de 800 habitantes lo habitan y lo respiran cada amanecer, un 0,00533% de aquel Buenos Aires que Nico y Jesi dejaron atrás.
Mientras renacen, construyen su casa de barro, arman con latas y cables redes libres para que el pueblo pueda acceder a internet.
Lo cuentan más o menos así:
-La conexión va de nuestra casa a la casa del Cholo, que tiene 80 pirulos, de ahí a lo de la maestra de la escuela y de ahí a lo de la flaca. De ahí hasta allí y cruza de pueblo a San Agustín, que sí fue santo, según dicen.
Nacen de nuevo cada día, antes de morir. Nacen, esas piezas únicas, casi de museo, mientras Quintana renace ¡libre!

2 comentarios:

Meneldur dijo...

¿Dónde queda José de la Quintana?

agustinfontaine dijo...

Cerquita de Anisacate, cerca de Alta Gracia. Conocí a Nico hace un tiempo, cuando se estaba yendo a vivir ahí. Y hace unos días los escuché decir a ellxs que los pueblos deberían convertir en museos... :D
Venite a Capilla y armamos redes libres, como BuenosAiresLibre, quintanalibre y otros...