lunes, 4 de octubre de 2010

¿Quién tiene la llave para ir al patio sembrado de bits?

La llave del patio no está y no aparece. El que la tiene es tan potente y soberbio que la tiene pero no se preocupa en que aparezca. Pone gente para simular estar escuchando el reclamo pero quienes escuchan nada pueden hacer. Los que pueden, en cambio, no escuchan. Mi vida sin esa llave pende entre el enojo y la ausencia. Me pregunto por qué; habría de enojarme cuando internet se ausenta y me acuerdo enseguida de un viejito cura que no podía bajar al patio a jugar con los chicos y las chicas por su enfermedad. Enojándome me tiene la ausencia de este patio en bits donde las tecnologías del encuentro nos llevan al otro y nos comulgan en Dios. No está sólo allí Dios y tengo la certeza de su presencia en muchos otros lugares. Y, sin embargo, este patio en el que el corazón se va dilatando, me tiene extrañando a muchos hermanos del andar y testigos del amor. ¿Quién se llevó la llave para salir a jugar, rezar, matear y soñar con los jóvenes?

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