martes, 17 de enero de 2012

Primeros pasos por Asunción


Es el cumple de una gran amiga. Me apena un poco estar lejos de ella, a quien vengo recordando desde que el día comenzó y sigo recordando en los andares por el centro de Asunción. La recordé también en la misa.
Caminé un largo rato por la capital de Paraguay, antes de partir a los ejercicios espirituales. Caminé sin recorrido, sin mapa, como me gusta. Caminar así me hace pensar que los pasos dados no son pasos intermedios hasta llegar al destino final, sino son el destino mismo. Cada paso presente lo es y goza de gran plenitud. Quiero vivir así la vida, celebrando, como dice Galeano, que “la verdad está en el viaje, no en el puerto”
Lo primero que vino a mi vista en Asunción es la mixtura entre dos centros comerciales: los bajo techo y los que están en la vereda. Aunque el techo cubre a algunos y su ausencia expone a otros, la vidriera de un local carísimo se encuentra poblada por un puesto de pulseras y collares, de yuyos, de frutas o dvd's. Van a la par en simbólica violencia, como ocurre también en la zona de los bancos donde sobra plata acumulada bajo techo y falta para llegar al fin del día, techo afuera.
No alcancé a ver bicicletas en toda la caminata. Todos autos importados y colectivos antiguos en comparación con las grandes capitales argentinas. Muchos colectivos tienen dibujos y firuletes, al estilo de la vieja línea 60 en Buenos Aires.
Las paredes dicen: “Va a estallar”, “Sexo anal al capitalismo”, “NN diputado 2013” “Prohibido orinar” “200AÑOS de libertad avasallada”
El tereré gana ampliamente contra las gaseosas y es raro ver personas tomando gaseosas mientras camina. Pierde también el local de Mc Donalds, prácticamente vacío. Ganan los puestos de tortilla y panes, de ensaladas de fruta y de fruta para comer en la calle.
En pocas horas compartí con salesianos de Paraguay, de Taiwán, de Polonia y de Argentina. También con voluntarios alemanes que trabajan en “Don Bosco Roga”, una propuesta para chicos de la calle.
Vienen días de encuentro interior profundo. Me confío a sus oraciones.

1 comentario:

Mercedes T. Baxzos dijo...

Qué lindo amigo... acompaño tus pasos!