lunes, 9 de enero de 2012

¡Este enero biennacido!

7 de enero

Toma el primer envión el año de la incertidumbre. Ya no curso más en la facultad, ya no tengo que rendir, el tiempo de tesis está e su plenilunio y todo... todo.. se dispone para la misión entre los jóvenes. Mientras esas despedidas ocurren, cada encuentro se vuelve celebración de los últimos, aunque tal vez no lo sea... y cada no-encuentro, cada distancia difícil de acortar, se torna dolorosa.
Los primeros pasos del andar fueron sobre suelo de arena junto a mi familia. Días de contarse mucho y hacer poco. Hace mucho que no hacía tan poco. ¡Me hizo tanto bien!
La pequeña Pilar se adueñaba de nuestras miradas y exponía nuestros rincones de ternura. Entretanto, el mar que mirábamos cuando Pilar no era nuestra dueña, trae olas incansablemente. Clara me cuenta a lo lejos: pensé mucho cuando vi por primera vez el mar. Tengo amigos con los que la profundidad del compartir empezó así. De pequeñas olas, planito... pero luego no sabía hasta dónde podía llegar.
Mar adentro, mar profundo, mar de los amigos de las entrañas y de la familia amada, no te vayas. No te vayas, mar, en este enero biennacido.

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