martes, 31 de mayo de 2011

La bici antigua

Es de 1938. Una inglesa original, decía el abuelo. En un mercado no tan globalizado decir traída de Inglaterra era certificado de calidad y ensanchaba el porte de quien esas palabras pronunciaba. Tal vez no era garantía, pero lo parecía.
La bici antigua luego llegó a casa para ser "la bici de mamá", pero nunca la vi a mamá pedaleando.
Automáticamente pasaba a ser "la bici de papá", que algunas mañanas nos llevaba a pasear a los cuatro hermanos.
Nos amontonábamos cual colectivo urbano de atardecer. Meli en la parrilla, yo en el manubrio, Seba en el caño y Martín en los hombros.
No recuerdo la velocidad
No recuerdo lo que comentábamos
No recuerdo la mirada de los transeúntes
ni el dolor de las ruedas con todos encima
pero veo, como tatuaje, la sonrisa de la travesía
la picardía de lo exótico
la sensación del abrazo
y la carita de mamá, en la vereda, contemplándonos.
Y ese tatuaje cuenta infancia mientras cuenta futuro... a ritmo de la canción de Teresa... "Mi canoa va... por el río va..."

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