viernes, 19 de octubre de 2012

Tagore el mediador


Hace días las palabras no llegan al cuaderno. Lo agarro, lo tengo, lo abrazo, lo golpeo. Lo miro y lo ignoro. Ni me mira ni me abraza. No tiene ganas de dialogar conmigo y deja sus páginas en blanco sin cantarme ni buscarme.
¿Qué puedo decir si toda palabra migra al instante en tachadura? ¿Qué puede decirme con ese blanco silencio?
En un intento de reconciliación buscamos un mediador: Tagore, que habla de él, o de mi.

“-¿Dónde está lo que esperábamos de ti? ¿Aquello que parecía apuntar en el suave brote verde? ¿Hemos de soportar la inmadurez para siempre? Ya es tiempo sobrado de que sepamos lo que hemos de recibir de ti. Queremos una tasación justa de la porción de aceite que el crítico, de ojos vendados que da vueltas al molino y que es imparcial, puede sacar de tu cosecha”
Ya no es posible engañar a esta gente para que espere con expectación más tiempo. Mientras fui menor de edad, confiadamente me dieron su crédito; ¡es triste desilusionarles ahora que las palabras de la sabiduría no me llegan! Soy del todo incompetente para producir esas cosas que puedan ser alimento espiritual para la multitud. Más allá del trozo de canción, alguna leve charla, algún ligero pensamiento, no he podido avanzar. Y, ahora su ira contra mí; pero ¿les pidió alguien, alguna vez, que alimentaran estas grandes esperanzas?” (Julio 1887)”

No hay comentarios: