Fóbicos a los contratos abusivos y amantes del trueque como abrazo de comercialización, Nico y Jesi creen que las ciudades deberían convertirse en museos.
De corazón sentipensantes, como diría el gran Eduardo, dejaron a espaldas el hormiguero humano de Buenos Aires, cargaron en sus hombros un par de bártulos y clavaron su estaca en José de la Quintana, que no fue santo, aunque el cartel diga que sí. Cerca de 800 habitantes lo habitan y lo respiran cada amanecer, un 0,00533% de aquel Buenos Aires que Nico y Jesi dejaron atrás.
Mientras renacen, construyen su casa de barro, arman con latas y cables redes libres para que el pueblo pueda acceder a internet.
Lo cuentan más o menos así:
-La conexión va de nuestra casa a la casa del Cholo, que tiene 80 pirulos, de ahí a lo de la maestra de la escuela y de ahí a lo de la flaca. De ahí hasta allí y cruza de pueblo a San Agustín, que sí fue santo, según dicen.
Nacen de nuevo cada día, antes de morir. Nacen, esas piezas únicas, casi de museo, mientras Quintana renace ¡libre!
recortes de intimidad, pinceladas de extimidad, rejuntes de asombros, secretos a voces y sueños inconclusos entre días de amor y de color.
lunes, 29 de octubre de 2012
viernes, 19 de octubre de 2012
Tagore el mediador
Hace días las palabras no llegan al
cuaderno. Lo agarro, lo tengo, lo abrazo, lo golpeo. Lo miro y lo
ignoro. Ni me mira ni me abraza. No tiene ganas de dialogar conmigo y
deja sus páginas en blanco sin cantarme ni buscarme.
¿Qué puedo decir si toda palabra
migra al instante en tachadura? ¿Qué puede decirme con ese blanco
silencio?
En un intento de reconciliación
buscamos un mediador: Tagore, que habla de él, o de mi.
“-¿Dónde está lo que esperábamos
de ti? ¿Aquello que parecía apuntar en el suave brote verde? ¿Hemos
de soportar la inmadurez para siempre? Ya es tiempo sobrado de que
sepamos lo que hemos de recibir de ti. Queremos una tasación justa
de la porción de aceite que el crítico, de ojos vendados que da
vueltas al molino y que es imparcial, puede sacar de tu cosecha”
Ya no es posible engañar a esta gente
para que espere con expectación más tiempo. Mientras fui menor de
edad, confiadamente me dieron su crédito; ¡es triste
desilusionarles ahora que las palabras de la sabiduría no me llegan!
Soy del todo incompetente para producir esas cosas que puedan ser
alimento espiritual para la multitud. Más allá del trozo de
canción, alguna leve charla, algún ligero pensamiento, no he podido
avanzar. Y, ahora su ira contra mí; pero ¿les pidió alguien,
alguna vez, que alimentaran estas grandes esperanzas?” (Julio
1887)”
lunes, 8 de octubre de 2012
El telar reconstruyó la flor
El árbol de otroño supo de invierno y aunque de momentos rengo, casi inmóvil como Aquiles tras la herida, pudo pronunciar su manifiesto: "Fluye savia para rato"
Pescetti: "La primavera no nace sino del despojo de todo lo viejo"
Jodido y crudo el invierno que viene con transplante.
Yo en la ventana observando la magnolia: Está todo listo. Sólo espera mi mirada para abrir en flor. Hasta los pájaros le revolotean, presumiendo.
Pasan las horas. Viniste en el primer aroma, mezclado con el jazmín. Y en un instante, imponente, lo olvidó, como olvidó el dolor del adiós. No el adiós. Sólo el dolor del adiós.
Invadió en aroma. Irrumpió la blancura de la magnolia.
Neruda: "Y allí el telar hilo a hilo, buscando, reconstruyó la flor (...) Cante el hombre sus amores y galope, encendiendo cereales"
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