(Andares a pedal 2)
Cinco años de andares por la vida había dejado detrás. Ella era pequeña pero sentaría las bases de una pasión. Y ellas, agregadas sobre la rueda de atrás, marcarían la utopía: llegar un día a no escucharlas pero a saberlas vibrantes en el corazón.
Cinco años de andares por la vida y ellas vibraban en las veredas-serrucho de la cuadra de casa. Eran como la mano tendida antes de una caída. Un día las rueditas se fueron yendo y el equilibrio marcó el paso. Se fueron yendo... y quedó la vibración. Ella marcó el paso de un corazón que aunque tiembla un poco, quiere vibrar mucho.
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