Quizá en el idioma de los geólogos nacer signifique pisar la tierra y contagiarse de su energía. Tierra bendita que emana una paleta de colores para contemplar y un cuento a escribir, sin punto final.
De esos naceres algunos nos sonríen enormemente y alimentan como nutriente inacabable. Agnes Gonxha Bojaxhlu pisó esta paleta un 26 de agosto de 1910 y su cuento ya lleva miles de libros almacenados en corazones y radicalidades de vida. Esa viejita albanesa que pobló de resurrecciones Calcuta estira mis ganas de vivir y ajusta la bicicleta de mi andar cuando ésta rueda dudando cómo avanzar.
Los nacimientos, cálidos abrazos de Dios, desdibujan mi rutina y recrean mis ganas de vivir.
¡Felices cien años viejita! ¡Las revoluciones nacen con una sonrisa!
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