viernes, 12 de diciembre de 2008

onda retro...

terminaron los chicos de sexto... entre alegría y emoción por la vida que aparece siempre en tiempos de despedida... refresco mi memoria leyendo mi discurso pronunciado cuando terminé la secundaria...

Despedida de 7º año. ITS Villada - 1999

Padre Director, comunidad Salesiana, sr. Vicedirector, sres. profesores, padres, alumnos:
Que difícil se me hace presentar en una hoja todas las emociones vividas, las amistades que cada uno fundó en lo profundo de su corazón. Que difícil se me hace representar al tan querido séptimo año y saber que quedará mucho por decir.
Simplemente me expreso a través de esta carta a todos ustedes, que hicieron en lo poco o en lo mucho, algunos hasta sin darse cuenta, que nuestro corazón sienta hoy tristeza porque nos vamos, porque dejamos ese lugar físico y espiritual que nos guió a lo largo de estos seis años, pero tanto más grande es la alegría de que vamos. De que vamos a afrontar un mundo que nos necesita, un mundo que exige que después de haber recibido esos cinco talentos podamos devolverle diez.
A veces pensamos cuánto nos cuesta dejar esos desayunos juntos, los recreos, recreos eucarísticos, cada almuerzo compartido, las bromas, las cargadas... pero es Dios que nos dice a cada uno "que bueno que sea así, es lógico que te cueste dejar ese lugar donde te sentís a gusto, donde has reído tanto... pero tu secundario terminó, tuviste tiempo para disfrutarlo y así lo hiciste: ahora es a vos a quien le toca dar. Hoy es el día de la cosecha, ya sembré, y lo hice en la presencia de cada salesiano, de cada profesor, de cada padre y su enorme esfuerzo, de cada preceptor, del personal de maestranza, de todos los alumnos del colegio, de las máquinas, del campo que cada día disfrutaste y más aún de cada compañero del curso''.
Y este día llevamos a casa la cosecha dentro de nuestro corazón, una cosecha que es abundante y que es hermoso tenerla dentro, pero que sus frutos se echarán a perder si no los damos y los repartimos. Cada uno tiene su tiempo de maduración, y a tiempo tenemos que entregarlos.
Algunos de ellos serán más específicos, al afrontar la carrera, el trabajo, el matrimonio y los hijos, los más son los que se van a notar en cada gesto con los padres, hermanos, amigos, vecinos y aún los no conocidos.
Ahora, terminando el secundario y escuchando a los mayores recibimos dos afirmaciones, la primera: "Del secundario no te olvidás más" y es cierto, quien podría dejar pasar tanta felicidad.
La segunda dicen "es la mejor etapa de la vida". A esta no estamos dispuestos a sostenerla porque si bien sabemos de la importancia de este tiempo que tiene al frente ese espíritu joven que es capaz de contagiar alegría, esa capacidad de hacer chistes, de estar activos, eufóricos y de crear amistades y ojalá desde ahora mantengamos esas cualidades. Pero decía que no estamos de acuerdo en calificarla como la mejor de nuestra vida porque no queremos llegar hasta acá, porque nos animamos a dar uno y varios pasos más ya que sabemos que hemos conseguido a través de estos años la capacidad para ser cada día un poco mejor, para animarnos a afrontar las dificultades con alegría y para saborear la belleza de la universidad, de la adultez y de la vejez.
Por eso nuestro profundo deseo del corazón no es decir "esta o aquella es la mejor", no habrá mejores, todas diferentes, hermosas por cierto y cada una con lo suyo, pero distintas.
Tampoco podemos afirmar que todo fue bueno, somos conscientes de que hubo limitaciones de parte nuestra y del colegio, de que gracias a Dios no fuimos a un colegio perfecto, y digo gracias a Dios porque tampoco nosotros podríamos haber ido a un colegio sin limitaciones, de hecho nosotros también las tenemos pero a lo largo de estos seis años junto al colegio nos unimos al mandato de Jesús "Sean perfectos como su Padre es perfecto" y tratamos, en lo poco o en lo mucho, de hacer un poco más perfecto ese colegio que formamos nosotros, los alumnos.
Por momentos caemos en la tentación de querer mencionar y agradecer a alguien en especial pero nos damos cuenta de que dejaríamos fuera a muchos que se esforzaron, algunos muy silenciosamente, durante esta etapa y es nuestro deseo que todos se sientan parte de nuestro grupo. De todos modos no queremos dejar pasar esta oportunidad para agradecer a todos y a cada uno de nuestros padres que de modo especial acompañaron de principio a fin este caminar
Hoy llega el momento de la despedida, de una despedida que nos dice que el colegio es más nuestro que nunca. Pasó por este suelo la vigésima quinta y última promoción de Técnicos Mecánicos y la quinta y última promoción de Técnicos Electromecánicos. Sin duda dejamos una huella que quedará grabada en el suelo del colegio y en los pies de cada uno de nosotros que transitamos caminos fáciles, caminos de tierra y, por qué no también, caminos de piedra. Unidos por la amistad llegamos a la meta final.
Dios quiera que la felicidad recibida a lo largo de estos seis años llenen el corazón de cada uno de ustedes y de todas las personas que compartan algún momento de nuestra vida.
A todos ustedes que colaboraron con nuestra formación no nos quedan más que palabras de agradecimiento, estén seguros de que están en nuestro corazón. Esperamos haber colaborado en este tiempo para ser al menos una gota más de alegría en su vida.
Sin más, a ustedes, los aquí presente
y los ausentes.

GRACIAS…
y hasta siempre.

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