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En las proximidades de Tepic, al oeste de México, celebran la vida y los tiempos por venir los huicholes, de la comunidad Wixarrica.
Quienes más tiempo celebran son los ancianos. Los vivos en carne y hueso y los vivos en corazón. Tatewarí es el abuelo fuego, el más abuelo de los abuelos, deidad que es calor y es luz.
Año a año, los huicholes peregrinan al lugar sagrado. El abuelo fuego tiene la misión de acompañarlos al Wirikuta y ser guía para esos pasos orantes.
Yo te bautizo Tatewarí, en el nombre de todos los que llegan al pueblo y de los hijos que nacerán con su relato. Llegaste para hacer rodar en tu falta a todas las personas que vienen a conocer el lugar sagrado que, de sol a sol, me abraza, me besa y cuenta-canta su canción.
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