viernes, 29 de julio de 2011

Cuando Pili llegó


No era el tiempo todavía, cuando era el tiempo. El tío y la tía estaban rindiendo y las musas preparaban el altar de la llegada.
Aún no sé por qué esa noche me acosté vestido. Estaba tan cansado que caí a dormir así como estaba.
Los numeritos se acomodaron. Un tres y un treinta y nueve. El neoabuelo llamó:
-Acaba de aparecer con la Pili en brazos. Todo perfecto.
La luna recostada sobre el fondo del camino que me llevaba a la clínica y la canción de Pedro que pasaba de uno a otro oído, turnándose con la imaginación de las caras de esas personitas-alrededores que convoca un recién nacido.
"La ilusión se hizo latido...hubo fiesta en las flores.... y al unísino todas voces hablaron de amor... y las musas brindaron canciones... cuando Pedro llegó"
Después de verla en los primeros minutos que ella respiraba el mundo, vuelvo a casa. Artes de magia y la canción de Pedro ya rodando: “hubo fiesta en las flores”. Miro la alegría del hogar y hoy abrió en flor, engañada por la primavera invernal.
Es veinticinco de julio. El día de (San) Santiago. Santi, ese nombre que muchas veces uso cuando escribo. El papá, poco expresivo en sentimientos, hoy tiene los libros quemados. Llora, brilla y abraza fuerte. Y este flaco, que tampoco brilla por su expresividad física mira y canta. Llegó el día del canto. “¡La ilusión se hizo latido!”
Y recordé esto que había escrito en adviento:

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