viernes, 24 de junio de 2011

La locura rodando


La pedaleada por las sierras nos esperaba pero mi amigo no tenía bicicleta. Lo más loco que hice en la vida fue eso, simple e inconsciente. Partí en bicicleta cruzando de periferia a centro, diez kilómetros. Una mano en mi bicicleta y otra en la que le iba a dar a mi amigo. ¿En qué pensaba? ¿En qué ángel de la guarda creía? Ellas y yo llegamos a terminal de ómnibus sin un sólo raspón ni atropello. ¿En qué pensaba? En las sierras, en el andar, en el río compartido y en la sonrisa entregada... ¡se venía la pedaleada!

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